miércoles, 27 de febrero de 2013

Historias...

Hace mucho tiempo, tanto que ya nadie lo recuerda, los demonios usaban los cuerpos de los humanos para regresar al mundo de los vivos y hacer maldades, condenando al espíritu del humano poseído a desaparecer o a vagar por el Averno eternamente. Pero un hubo un humano que consiguió resistir la fuerza del demonio. El espíritu malvado quedó atrapado en el cuerpo del joven, conviviendo con su fuerte alma. Tan poderoso era, que el espíritu del malvado demonio fue absorbido por completo por éste. Entonces, la fusión creó un alma bondadosa y despiadada a la vez, llena de odio y de amor, no se inclinaba por el bien ni por el mal, sino que vagaba en el límite entre ambos. La fusión del alma dio lugar al nacimiento de una nueva especie: los ángeles oscuros. Seres que navegaban entre la luz y la oscuridad, pudiendo usar ambas a su antojo. No hacían el bien ni el mal, solamente lo que creían que era justo. Ahora, los demonios sobreviven en el mundo de los humanos con otros nombres y otras formas de poseer sus cuerpos y controlar sus mentes: envidia, violencia, tristeza, ira... Y los ángeles oscuros tan sólo son leyendas. Pero... ¿Es eso completamente cierto?

Un alto en el camino

El viento sopla fuerte, los árboles se mueven al compás de la bella melodía que se puede escuchar en el ulular del viento. Hoy la mañana se ha levantado fresca, pero es un buen día para hacer un descanso. Me siento junto a un bonito árbol con las raíces llenas de musgo y clavo la espada al lado, apoyando la espalda en el mullido colchón verde. Hacía tanto que no descansaba así... Es entonces cuando me pongo a recordar la última vez que descansé. Fue en un pueblo, hace ya mucho tiempo. No sé cuánto exactamente, he perdido la cuenta de los días y me limito a caminar y seguir adelante. Pero recuerdo muy bien mi estancia allí. Hubo varias personas que me miraron mal, como si fuera alguien muy extraño. Y quizá es cierto, no es muy normal ver a alguien como yo. Allí toda la gente vestía igual: pantalones y camisa, y las mujeres faldas de lino cortas y camisa blanca. Entonces fue cuando un niño se me puso delante y me dijo:
- Eres raro. Y la gente rara no es bienvenida.
No le dio tiempo a decir nada más, ni a mí a contestar: su madre se lo llevó del brazo sin ni siquiera mirarme a la cara. Yo estaba sorprendido y aturdido por ese "saludo".
Caminé por las calles buscando algún lugar donde pasar la noche. En todas las posadas, hoteles, casas rurales, etc. Nada. Todos me decían lo mismo después de contemplarme de arriba a abajo.
- Lo siento, está completo.
Decepcionado, decidí probar suerte una última vez. De lo contrario, me vería obligado a salir del pueblo y dormir al raso. Apenas había tocado dos veces la puerta con los nudillos cuando una mujer abrió la puerta y me miró, algo sorprendida.
- Mira Emilio- dijo entonces, visiblemente alegre y un tanto alterada.- Tenemos un cliente diferente. Pasa hijo, pasa por favor.
Entré, haciendo caso de su invitación. Todos en la posada posaban sus ojos en mí, pero no como antes. Éstos tan sólo me miraban con curiosidad, no había rechazo en ellos. Apenas había gente en ella. La mujer, a pesar de vestir como todos los demás, no parecía igual que ellos. Es más, todos los presentes parecían iguales, pero tenían algo... No sabría describirlo, pero el caso es que no eran iguales realmente.
Cuando subí a la habitación, la mujer insistió en no cobrarme nada por una noche. Y yo me senté en la cama, descansando un rato, antes de darme una buena ducha.
Pienso en todo esto mientras miro la poca luz que se filtra entre las verdes hojas del árbol. Lo que no recuerdo es el nombre del pueblo. Creo que... Empezaba por S.
Un sueñecito reparador nunca viene mal. Para una vez que consigo relajarme de verdad... Pero parece que me he pasado, el Sol está ligeramente más alto que antes. Quizá haya perdido mucho tiempo... Bueno, tampoco es que tenga mucha prisa.
Cojo mi espada y vuelvo a colgarla a mi espalda. Mientras retomo mi camino, recuerdo el nombre del pueblo. Se llamaba "Sociedad".

¿Nunca te has preguntado...?

¿Nunca te has preguntado en qué piensa alguien cuando está con la mirada perdida en ningún punto en concreto? No, claro... Ya tienes suficiente con pensar en tus cosas, ¿no?
¿Nunca te has preguntado por qué los detalles más pequeños e insignificantes son los más valiosos para algunas personas? No, claro que no, no tienes tiempo para nimiedades.
¿Nunca te has preguntado por qué la gente es tan materialista y le da tanta importancia al dinero y las posesiones? No, sencillamente porque tú también se lo das.
¿Nunca te has preguntado por qué la sociedad es tan falsa, egocéntrica y cruel con los que son diferentes? No, por supuesto tú eres uno de los normales y opinas lo mismo, ¿por qué ibas a preguntarte el por qué?
¿Nunca te has preguntado qué se siente al hacer algo por los demás sin esperar nada a cambio? No, al parecer eso es cosa de tontos, que es como se les llama a las buenas personas.
¿Nunca te has preguntado por qué ahora la gente se siente más vacía y aparenta ser más feliz que las pasadas generaciones? Claro que no, tú lo eres... Por fuera.
¿Nunca te has preguntado por qué escriben los verdaderos escritores? Esa es fácil, ¿eh? Porque les gusta. Bien, pues ahora escucha atentamente:
Un escritor que escribe porque le gusta es porque le gusta expresar sus sentimientos, pesares, fantasías...
Un escritor que escribe porque le gusta es porque con ello quiere hacer reflexionar al mundo, cambiar las cosas que no van bien. Ahora tengo una última pregunta...
¿Nunca te has preguntado por qué no funciona?

Cobardía o coraje

Sentado sobre la rama de ese altísimo árbol, observo el cielo estrellado. De nuevo estoy pensando en ti. Otra vez pensando en aquella que m...