Es lo que me llevo preguntando constantemente esta noche. Es una de esas noches en las que el cerebro te juega una de esas malas pasadas y te demuestra con pruebas la soledad en que estás sumido. Una de esas noches en que charlas con ese otro yo, llamado conciencia por algunos, en la vigilia de un sueño inexistente. Una de esas noches en las que deseas hablar con alguien, sea quien sea, alguien a quien necesitas como un humano necesita beber agua cuando está sediento. Y es, precisamente, el momento en que todos fallan, sin excepción.
Es entonces cuando, inocente de mí, hablo con alguien con la esperanza de que se dé cuenta de que mi comportamiento no es el usual, que ya no sonrío ni siquiera con los emoticonos o las caritas del WhatsApp. Cuando me doy cuenta de que sólo una persona me conoce lo suficiente para saber cuándo estoy mal: yo. O bien es que no se quieren dar cuenta. Es triste, ¿verdad? Procuras hacer lo que puedes por los de tu alrededor, para que se sientan mejor y ayudarles en lo que seas capaz y a cambio te devuelven vacías sonrisas que no transmiten absolutamente nada. Tan sólo frialdad. Maldita sea, qué fácil es decir: "cuando me necesites estaré aquí" y qué difícil es cumplirlo. Debe serlo, porque cuando realmente necesito a alguien todos tienen alguna excusa o algún trabajo que hacer. Todos están a lo suyo y a mí que me jodan. ¿Realmente os cuesta tanto donar un poquito de vuestro tiempo en tan sólo escucharme? No necesito nada más, en serio. No estoy pidiendo la Luna, no estoy pidiendo que vengáis aquí ahora mismo y me deis un abrazo ni nada parecido... Es tan solo prestar un poco de atención. Yo lo hago siempre que me lo pedís y no me cuesta nada...
¿Qué se valora ahora? Decídmelo, por favor, porque yo ya me he perdido. Ahora da absolutamente igual que hagas todo por alguien, un solo error cambia tu relación con esa persona en segundos. Da igual las sonrisas que les hayas sacado, los llantos que les hayas aguantado y sofocado, las iras que les hayas soportado con paciencia... Un solo error no te lo perdonan. ¿Por qué? ¿No somos humanos? ¿Acaso no erramos más de una vez, más de mil incluso? No, tenemos que ser perfectos. Yo creo que se debería poder entender un error, e incluso varios. No los mismos, es cierto también; errar es humano pero de los errores se aprende. O se supone que se aprende.
Pero entonces... ¿Dónde está mi error? ¿Qué es lo que yo hago mal para que la paguen así conmigo? Respuestas que no encontraré jamás, probablemente. Pero hay una pregunta a la que sí puedo responder.
¿Qué hora es?
La hora de terminar con esta entrada que probablemente nadie leerá. La hora de irse a la cama, tratar de dormir y prepararse para un día exactamente igual que todos, con apenas ligeros cambios. La hora de dejar que mi conciencia descanse. y yo también... si eso es posible.