sábado, 29 de octubre de 2011

Decisiones

Las luces alumbran las calles de esa bella ciudad nocturna, en la cual la vida surge de nuevo tras varias horas de calma. Multitud de jóvenes se aglomeran ante los pubs, las discotecas, las chupiterías... Entre tanto universitario junto, mi vista se centra en un grupo concreto. ¿Quién soy? Os lo diré en el momento oportuno.
Ese grupo lo forman varios jóvenes. Pero sólo uno de ellos destaca por mostrar a los demás lo que en realidad no siente... Han entrado en una de las discotecas, y el chico no se siente mal, realmente se lo pasa bien con sus colegas... pero se siente vacío. Se disfraza de alguien que no es él. ¿Qué intenta demostrar? Esa es una pregunta para la que ni siquiera él tiene respuesta. Con una copa en la mano baila junto a sus colegas, haciendo como que busca con la mirada... pero en realidad él sabe lo que busca. Y sabe que en ese contexto no lo va a encontrar. Y sabe que al día siguiente se va a sentir mal, por ser como no es, por disfrazar sus verdaderos sentimientos. Una parte de él lo desea, y lo empuja a beber y a divertirse. La otra solo le dice que eso no le hará sentir mejor. Una parte de él le dice que si bebe se sentirá mejor, acallando a la otra. Le dice que se hará más valiente, que podrá lanzarse a por la chica que desee. Pero la otra le dice que eso no es verdad. Y él lo sabe... sabe que sólo una persona podría llenar ese vacío. Y que no lo hará.
El muchacho esboza una sonrisa con la boca, tratando de ahuyentar esos pensamientos, tratando de divertirse. Pero tiene la mirada triste, y nadie se da cuenta de ello. Y bebe... bebe para olvidar. Bebe para poder ser más valiente, para pasárselo mejor. Aunque realmente no sea así. Aunque sabe que se está destruyendo a sí mismo. Aunque sabe que el alcohol no ahogará sus penas, sino su estómago. Aunque sabe que su barriga se llenará, pero el vacío no es físico, por tanto no podrá llenarse con el líquido. Y sin embargo bebe. Bebe riendo, con la mirada velada por los efectos de la cuarta copa. Pero en su interior aún está la parte de él que siempre le ha acompañado. Ese ángel que se coló en su cuerpo cuando nació.
Pero predomina el demonio que habita en su interior. Predomina porque se aprovecha de su debilidad, con promesas vanas y mentiras. Pero el chico cae una y otra vez, como si fuera verdad. Aunque supiera que no lo es. Y a la mañana siguiente se torturará a sí mismo por ser como no es en realidad. ¿O quizá sí que es así? También es verdad que tanto demonio como ángel forman parte de él... Que juntos conforman al ángel oscuro que él es. Oscuridad y luz que se materializan en forma de personalidades en su interior. Que le obligan a actuar siguiendo sus impulsos o la razón, respectivamente.
Él no quiere ser así. Quiere seguir siendo el ángel que nació con él. Pero se comporta como el demonio... porque no es tan fuerte como quisiera ser. Porque en realidad no es valiente, sino cobarde. Porque no quiere esos recuerdos que le visitan cada noche en sueños. Y se hace una promesa:
Después de esa noche, cambiará.
¿Que quién soy yo? Os lo diré, porque es el momento oportuno. Yo soy él, y él es yo. Yo soy Kareth Dylan, el ángel oscuro. Ese ángel oscuro que ha de conservar su maldad y utilizarla por el bien. Son valores relativos, pero espero saber distinguirlos.Yo soy Kareth Dylan, el ángel oscuro.

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