viernes, 30 de diciembre de 2011

Nada que hacer

Busco, busco y no encuentro,
te busco y veo que no te tengo.
Vacío y solo, sin nadie a mi alrededor
busco en el sendero donde se perdió mi amor.
Desesperado y herido, con ganas de vomitar,
apoyado en mi espada sin fuerzas para hablar
observo el estrecho sendero que he recorrido
desviándome tan lejos de mi destino
sólo para buscarte,
la Luna llora por mí, cristal mojado
ahogado en el cielo azulado,
he resbalado por el hielo de mi corazón apenado.
Cargo con mi espada una vez más,
no puedo rendirme sin luchar
pero mis fuerzas me abandonan,
cada segundo sin ti siento
que voy perdiendo un pedazo de mí.
Lo siento por sufrir en silencio este amargo dolor,
lo siento por quererte y haberte llamado, amor.
Lo siento... pero no puedo seguir
atravesando este sendero sin arriesgarme a morir.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Caída brutal

No me lo explico... Estaba tan cerca e iba tan rápido... ¿Cómo esta flecha se clavó en mi pecho? Escucho tu voz llamándome preocupada mientras caigo, hundiéndome en las tinieblas... La flecha me absorbe todas las fuerzas y no puedo ni siquiera mover el brazo para arrancármela. Mi vista se nubla, pero aún te distingo allí, a lo lejos, al final de este estrecho pasaje que se desvía tanto de mi camino. Yo decidí desviarme ligeramente del camino que seguía para encontrarme contigo, mis alas se volvieron blancas y la hoja de mi espada desprendía luz. Ahora no. Ahora mis alas vuelven a ser negras y la hoja de mi espada es simplemente eso, una hoja de espada completamente normal. Aún te siento llamarme... ¿Por qué no me dejan ir contigo? ¿Qué he hecho para merecerme este castigo? Quizá desviarme del camino es algo que no puedo hacer, adelantar sucesos que deben ocurrir más adelante o que quizá no deben ocurrir. Quizá merezco el castigo que me han dado, haciendo que sufra por amar a alguien. Quizá mi camino debo hacerlo solo y sin ayuda. La oscuridad va ganando terreno... Si no me arranco esta flecha, acabaré muy mal. Pensar en ti me da fuerzas, pero a la vez me hace sentir un terrible dolor. Pero si no uso esa fuerza para arrancarme esta flecha, moriré. Gracias por estos días tan maravillosos, gracias por ser quien eres. Gracias por estar ahí. La flecha negra ha salido y mis negras alas vuelven a cambiar de color... Ya no soy un ángel, ni un demonio de negras alas... Mis alas se han vuelto azules como el manto del cielo nocturno, surcado de destellos cual estrellas del firmamento. Un ángel oscuro. Mitad ángel, mitad demonio. La luz del ángel guardián y la oscuridad del demonio del abismo. Mi colosal espada reluce con una luz paradójicamente oscura, cargada entre mis alas. Dejo caer la flecha en el abismo. Si he de encontrarte, te encontraré. Me enfrentaré a lo que tenga que enfrentarte. Te encontraré. Pero... ¿A quién me refiero con esas palabras? ¿Lo sabéis vosotros, aquellos que leéis mi blog? Si lo sabéis... decídmelo, por favor.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El ángel cayó

Mis alas se desplegaron provistas de un nuevo e inmenso poder. Pero ya no eran negras. Blancas alas de plumas. Me sentía completamente vivo, me sentía inundado por ti... Libre al fin. Te quería. Por fin podría alzar el vuelo y encontrarme contigo. Por fin podría sellar el mal que encierro dentro. Ese era mi objetivo. Convertirme en tu ángel guardián lejos de la oscuridad del demonio que mora también en mi interior, inundado de luz y de esperanza. Y así fue...
Mis alas se desplegaron, llenas de gracia y luminosidad, reflejaron la luz del Sol como si fueran espejos y llenas de una belleza clara y pura deslumbraron a mis enemigos, aquellos que trataban de apartarme de mi camino. La luz carbonizó a todos aquellos demonios. Mi meta estaba ahí delante. Faltaba tan poco...
Mis alas se desplegaron, y libre al fin de obstáculos alcé el vuelo. Volé, por primera vez en mucho tiempo y a toda velocidad. Estabas allí, te veía esperándome, esperando mi llegada y mi beso. Como un rayo cruzaba el firmamento, con mi mirada fija en ti. Estabas tan bella.
Mis alas desplegadas me lanzaban veloz por el aire. Habías renunciado a tanto por mí... Y de repente una flecha se cruzó en mi camino. Una sola flecha, que se clavó en mi pecho. Mis alas volvieron a ser negras. Mi mirada se volvió de nuevo gélida, sorprendida por el repentino ataque... Y el ángel cayó. En la luz rojiza del atardecer se dibujó la silueta del ángel, ahora de nuevo sumido en la oscuridad, cayendo a toda velocidad. Y mi mirada nublada se centraba en ti, preocupada por verme caer pero a demasiada distancia de mí aún. Sabes que no podrías alcanzarme, y yo te hago señas de que te quedes allí. Es mejor así. "No corras riesgos por mí, estaré bien. Quizá algún día me encuentre contigo. Y para entonces quizá seamos los dos felices." Es mejor así. Y así, el ángel cayó... sumido en las tinieblas de la noche que se cernía sobre él.

lunes, 5 de diciembre de 2011

En soledad...

Todos entramos en ese pub que solíamos frecuentar, en el callejón de siempre, y nos sentamos en los sofás de siempre ante la mesa de siempre. Pero al franquear la puerta, yo vi algo que mis amigos no vieron. Allá al fondo, sentadas, estaban ellas, con la gente a la que siempre habíamos evitado. No me pareció nada extraño, a fin de cuentas se habían ido separando... pero dolía saberlo, y me enfadaba. Sin embargo, cuando me vieron y me saludaron, yo las saludé, con una sonrisa en la cara. No podría soportar llevarme mal con ellas por una tontería así, y además tampoco sabía qué había ocurrido. Lo mejor es quedar bien con todos, o al menos intentarlo. Me fui a la barra a pedir una cerveza, ya que los demás ya habían pedido cada uno lo suyo. Y allí me quedé, pensativo pero sin saber en qué pensar... ¿En el amor? No, eso ya tendría solución. Ahora me preocupaba otra cosa... pues acababa de entrar esa chica y estaba hablando con mis amigos. Yo seguía esperando mi cerveza, así que no quise ir. Además, no es que me lleve muy bien con ella, creo yo. Pero eso no fue lo peor... Mi hermano estaba también allí y se acercó a decirme que se iban con ella. En cambio, él se quedó. Como borreguitos, los demás siguieron a esa chica y yo quedé allí, con la única compañía de la cerveza que acababa de pagar. Entonces escuché una voz a mi espalda.
- ¿Qué haces aquí solo?
Al girarme, vi que una de las dos chicas que estaban con esa gente se había acercado a dejar algunas botellas a la barra. Por contestación, me encogí de hombros y dije:
- Se han ido con ella. Y aquí me he quedado. Mi hermano se iba ya para casa.
Aún resuenan en mi cabeza sus palabras:
- Has hecho bien en irte a Salamanca.
Y yo me quedé solo, en el bar, tomándome una cerveza y preguntándome... ¿Cuándo cambió todo? Estaba harto de problemas y de separaciones. Pero al final me había quedado solo. A veces me pregunto si yo me lo busqué, si hice algo para que todos, este año, cogieran y de repente se marcharan con otros en lugar de seguir como siempre, juntos, hablando de nuestras cosas y riéndonos; contando chistes malos para ver quién lo hacía peor, haciendo el tonto por la carretera... Pero no. Ya veo que todo ha cambiado... o que el único que no ha cambiado he sido yo. Me he esforzado por seguirles el rollo e irme de fiesta con ellos, pero a mí ese rollo no me va, y lo único que he conseguido es descubrir que la cerveza y el Bourbon me gustan. Pero ya está. Cuando crees en algo, y crees ciegamente, parece ser que no es tan fácil cambiar. Supongo que no soy como los demás y que he de aceptarlo. Supongo que no soy "normal" en esta sociedad de gente "normal". Supongo que soy, simplemente, "raro". Y los "raros" se llevan bien con todo el mundo, pero sólo tienen amigos "raros". Los demás son solo colegas. Lo que me pregunto es... ¿Son ellas mis amigas? ¿Se consideran amigas mías o simplemente se llevan bien conmigo? Porque a veces he llegado a pensar que los demás solo llaman a mi hermano y en esos momentos me siento como un intruso en ese grupo. Y los intrusos no suelen sentirse bien. No sé si me explico...

Cobardía o coraje

Sentado sobre la rama de ese altísimo árbol, observo el cielo estrellado. De nuevo estoy pensando en ti. Otra vez pensando en aquella que m...